Combinando el ambiente relajante del shoegaze con las melodías icónicas y la destreza vocal de la música country estadounidense, el enigmático vaquero forajido, Orville Peck, canta sobre el amor y la pérdida de las tierras baldías de América del Norte. El sonido resultante es completamente suyo, y lleva al oyente por polvorientas carreteras desérticas de color rosa, a través de un mundo donde los jugadores agotados, los perros callejeros distantes y los estafadores enamorados entran y salen de su mirada enmascarada.