Nuevo y sellado
Lograr la trascendencia musical es una hazaña complicada, casi imposible. Si es que sucede, sucede de manera natural, y tal vez nadie lo sepa mejor que Band of Horses de Seattle, Washington. El guitarrista y vocalista Ben Bridwell y el bajista Mat Brooke formaron Band of Horses en 2004, después de la disolución de su carrera de casi diez años en Carissa’s Wierd, la banda melancólica del noroeste. Carissa’s Wierd se dedicaba a un pop orquestal tristemente hermoso, cuyas canciones contaban historias implacables de desamor y pérdida, aliñadas con humor derrotista. Y Band of Horses surge de las cenizas de esa banda muy querida y de corta vida. Después de tocar música juntos durante más de una década, Bridwell y Brooke retomaron su relación cuando Bridwell comenzó a darle forma a sus composiciones después de Carissa’s. “Realmente fue algo natural lo que comenzamos a hacer”, explica Bridwell. Alentadas por la voz cálida y cargada de reverberación de Bridwell (que extrañamente canaliza una mezcla dicotómica de Wayne Coyne, Brian Wilson y Doug Martsch), las canciones amaderadas y oníricas de Band of Horses rezuman tensión amorfa, anhelo y esperanza.